Museo el Dique y zona histórica del Astillero de Matagorda


La compañía del armador Antonio López obtuvo en 1861 la concesión del transporte del correo entre España y sus últimas colonias. Consecuencia de ello fue el aumento de su flota. Los barcos cruzaban el Atlántico hasta las Antillas y recorrían las costas de la Península, uniendo sus principales puertos. Cádiz se convirtió en el centro de operaciones.

La reparación de los vapores exigía largas esperas en los diques estatales (Cartagena y la Carraca). Esta situación condujo a Antonio López a ambicionar un dique propio. Encargado el proyecto a los ingenieros esoceses Bell y Miller y, habiendo formulado la petición al Ministerio de Fomento, solo restaba esperar su aprobación. Esta fue otorgada por amadeo de Saboya a principios de 1872.

Fueron concedidos los terrenos situados entre el Castillo de Matagorda y el Caño del Trocadero, autorizándose la construcción de un dique seco y las instalaciones necesarias para su funcionamiento. Se inauguró el 3 de Julio de 1878 con la entrada del vapor correo "Guipúzcoa" para su reparación. Los astilleros se cerraron en el año 1977, después de 100 años.

En 1990 Astilleros Españoles decidió poner en marcha el proyecto de restauración del Antiguo Dique de Carenas de la Factoría de Matagorda y su entorno. Todos los esfuerzos realizados se materializaron en la creación de un Museo del Astillero. El promotor de la iniciativa fue el capitán de la marina mercante Javier Ramírez Guillón, que tuvo la idea de poner en pie un producto turístico que permitiría conocer, y a la vez mantener, abaratando costes este tesoro histórico fundado por el armador Antonio López en el año 1872.  

Costó 14 años poner en pie este proyecto y a partir del año 2014 es accesible mediante traslado en barco y visitas guiadas organizadas por la empresa turística Albarco.com.

El recorrido por esta zona histórica de Puerto Real está compuesto de una visita guiada a las cuatro salas del Museo del Dique, declarado bien de interés cultural por la Junta de Andalucía, el dique de Carena, la capilla neorrománica, edificios y talleres del entorno y finalmente los restos del antiguo Castillo de Matagorda.


Embarcamos en el Puerto de Cádiz.

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A medida que nos alejamos las torres de la Catedral destacan en nuestra mirada hacia Cádiz.

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La Punta de San Felipe.

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El antiguo espigón de La Sato, testigo de algunas colisiones (Columbus C,  Adriano III).

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Nos acercamos al segundo puente sobre la Bahía de Cádiz, aun en construcción y que se llamará Puente de la Pepa.

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Al fondo el puente José León de Carranza.

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Llegamos al muelle Nº 1 del antiguo Astillero de Matagorda.

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Al otro lado se encuentra el lugar donde se ubicó el Castillo de Matagorda.

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Desembarcamos en el muelle nº 1 donde se encuentra la gran grúa marca Zorroza de 1942.

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Parque de "anclas de repuesto". Todos los barcos estaban obligados a tener un ancla y una hélice de repuesto. Algunas quedaron olvidadas durante las reparaciones.

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A nuestra derecha hay un plano de las distintas zonas del recinto histórico.

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Ortofoto del recinto histórico.

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El edificio mas próximo al muelle es el Museo del Dique, dado a conocer en 1998 y que supone una auténtica joya del patrimonio cultural de la Bahía de Cádiz. Está ubicado en la Zona Histórica de la Factoría de Matagorda y fue construido donde se encuentra el antiguo edificio de la cámara de bombas, ampliándose a cuatro salas y espacios anexos. El cilindro azul que vemos encima corresponde a la biblioteca cuyo acceso está autorizado solo a investigadores. Allí se guardan aproximadamente, 4.000 legajos, 3.500 libros, 200 cabeceras de revistas y casi 900.000 negativos fotográficos.

Este recinto recoge de forma didáctica la evolución de la construcción naval española durante los más de 130 años de existencia del astillero. Teniendo como hilo conductor la historia en imágenes de la Factoría de Matagorda, las distintas salas describen cronológicamente la transformación de sus instalaciones, los cambios tecnológicos, la producción, etc.

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Las distintas zonas del museo y el recorrido.

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SALA 1

En la sala 1 encontramos información histórica e industrial, centrándonos de forma progresiva en el entorno del astillero, desde los orígenes preindustriales hasta la etapa inicial de la empresa. 

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Maqueta del Dique de Carenas, de 156 m de longitud, 27,6 m de anchura y 7,7 m de calado, fue totalmente construido en mampostería caliza y cimentado sobre pilotes de madera. Se ianuguró el 3 de julio de 1.878 con la entrada del correo "Guipúzcoa".

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Obras de construcción del dique de Matagorda (1.877)

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Inauguración del Dique con el vapor "Guipúzcoa" (3 de julio de 1878).

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Equipo de buzo del año 1920.

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El mismo equipo.

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Piezas procedentes del dragado del canal de la Bahía de Cádiz, en 1991.

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Pipas de hueso

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Balas de Cañón

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Distintos planos del Castillo de Matagorda.

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SALA 2

La sala 2 nos describe el proceso de diseño y trazado de un barco. Se comenzaba con el diseño del proyecto y luego se pasaba a trazarlo. Se pasaba a modelos de madera y después en escala original se pasaba a la sala de gálibos. Era una sala con un suelo de madera pintado de negro donde primero se trazaba con tiza en el suelo la plantilla y luego con pintura blanca para que no se borrasen. Luego los carpinteros con varetas de madera formaban las plantillas. Estas plantillas se pasaban a los talleres para que allí hicieran las partes en acero que luego se unían con remaches.

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El trabajo comenzaba en un departamento técnico que se encarga de desarrollar el proyecto y delinear los planos que servían de modelo para las fases posteriores. También vemos los instrumentos de precisión para una máquina tan compleja: pantógrafo, integrador, escalas planas, curvímetro y juego de escuadras y cartabones.

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Buque escuela para la República de Uruguay (1931). Aun navega.

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Pantógrafo (1919)

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Torno (siglo XIX) y maquetas a escala reducida que servían de referencia para hacer los barcos.

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Semimodelo C/71 ("Campante").
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Una vez delineados los planos relacionados con la obra de acero, se iniciaba el trazado, operación consistente en obtener las plantillas que permitían elaborar los elementos estructurales del casco del buque y su superestructura.

El trazado se realizaba en la sala de gálibos, amplio recinto con el suelo de madera sobre el que los trazadores dibujaban a tamaño natural las diferentes secciones perpendiculares a la línea de crujía del buque, conocido como la caja de cuadernas. Para llevar a cabo el dibujo, tres documentos eran necesarios: plano de formas, cartilla de trazado y planos de roda y codaste.

Se valían de útiles muy diversos, desde falsas escuadras hasta compases de varas, todos ellos caracterizados por su gran tamaño.

Representadas las plantillas, eran los carpinteros quienes las realizaban en madera de pino.

Actualmente el trazado óptico y los ordenadores han cambiado esta técnica tradicional. La plantilla se sustituye por un dibujo a escala, realizado generalmente por un delineante. El emplantillado tan solo se utiliza en algunas reparaciones de buques.

La  sala de Gálibos (1947).

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Vemos las herramientas que se usaban para el trazado en el suelo y que eran muy grandes.

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Torno
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Medidor de un eje de cola

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Cuentarrevoluciones, balanza, medidor de paso de hélice.

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La instalaciones iniciales de la empresa se Antonio López se reducían a un dique seco con sus bombas de achique, algunos talleres y varios almacenes. Su finalidad era la reparación de buques.

En 1886 la Compañía, ya con el nombre de Transatlántica, afronta un nuevo reto: la construcción de barcos.

Las instalaciones se transforman: se construye una grada y se modifican ampliamente los talleres.

El 9 de mayo de 1891 se bota el "Joaquín de Piélago", primer vapor correo construido en el nuevo astillero.

La Sociedad Española de Construcción naval adquiere el astillero en 1914. Construye una nueva grada, muelles de atraque, dársena y, lo mas importante, realiza la sustitución del carbón por energía eléctrica.

Tanto esta etapa , como desde que en 1969 se hizo cargo de la factoría Astilleros Españoles, las modificaciones en la planta del astillero han sido continuas, para poder adaptar las instalaciones a los avances técnicos en la construcción de barcos.

El paso del vapor de propulsión de paletas a la hélice, la aparición de la turbina de vapor, la adopción de motores Diesel, el inicio de la soldadura... se van traduciendo en sucesivos cambios en la organización del Astillero.


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Soldadura del doble fondo del "Ophir" 1949.  Al comienzo se empleaban los remaches para unir las piezas, pero cuando se conoció la soldadura, la construcción cambió completamente.

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Bajamos a la Sala 3

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SALA 3

En la sala 3, situada en la primitiva cámara de calderas, describe el proceso de construcción de un barco de acero y todos los oficios vinculados con ello. Una vez diseñadas, las plantillas se repartían cada una a sus respectivos talleres. Luego se construían las distintas partes que se remachaban hasta formar por completo el casco. Después se atracaba el barco para ahorrar tiempo y comenzar con otro.

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La forja.

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Taller de Forja.

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Cuando no había trabajo también se atendían otros encargos no relacionados con la industria naval. Aquí se hicieron las anteriores butacas del Gran Teatro Falla. También se hacían vagonetas mineras, vagones de ferrocarril y hasta el Puente de Hierro de la Carraca, en San Fernando.

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Calafateado de las planchas de proa del vapor "Elsa".

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Acabado: hall de primera clase del trasatlántico "Alfonso XIII" (1923).

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Taller de maquinaria en 1947.

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El primer barco construido fue el vapor Joaquín del Piélago, en 1892.

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El vapor Joaquín del Piélago fondeado en la Bahía de Cadiz (del libro "La Imagen del Acero. 125 años del Astillero de Puerto Real"·).



Maqueta del "Magallanes" (construcción nº 48). Fue el primer vapor trasatlántico construido (1.927) . Cubría la línea Nueva York-Cádiz y por entonces se dedicaba a transportar pasajeros, habitualmente emigrantes, ademas de correo y mercancías. 

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Botadura del trasatlántico vapor "Magallanes" (1 de mayo de 1927).

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Maqueta de los Astilleros.

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Contigua a la sala 3 se encuentra la cámara de bombas, construida en 1878. Consta de tres bombas principales para el achique del dique y dos para el achique de sentina. Se rehabilitó en 1990 y ahora se usa para drenar el agua de esta zona de marismas.

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SALA 4

En la sala 4 vemos como era la construcción de la actual factoría de Puerto Real y el mapa de desarrollo de los diferentes empresas hasta la Navantia de hoy.  Los tres astilleros de la Bahía: San Fernando, Puerto Real y Cádiz. En el centro de la sala hay una maqueta que muestra la información sobre los astilleros que había y lo que queda hoy en activo.

EL Astillero ha estado operativo durante 99 años (1878-1976) a lo largo de los cuales ha estado regentado por cuatro empresas: Vapores y Correos de Antonio López y Cía. (1878-1881), Compañía Trasatlántica (1881-1914), Sociedad Española de Construcción Naval (1914-1969) y Astilleros Españoles Sociedad Anónima (desde 1969).

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La ubicación de los tres astilleros de la Bahía de Cádiz.

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Petrolero Río Tinto. Factoría Puerto Real de AESA.

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Lancha de desembarco LCM-X, (L 601) Empresa Nacional Bazán, San Fernando.

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En el exterior, a pocos metros del museo se encuentra el antiguo Dique de Carena.

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El Dique de Carena fue construido entre 1872 y 1878. El proyecto fue obra los ingenieros ingleses Bell y Miller, aunque luego la obra la llevó un ingeniero español, Eduardo Celayo. El dique se encuentra pilotado con 2500 pilotes (estacas) de pino americano, y su vaso se construye con sillares de piedra escalonados. El pilotaje es un oficio especializado en la realización de cimentaciones profundas con pilotes o estacas clavados en terrenos no demasiado favorables. Con una eslora de 156,5 metros en la coronación y 150 metros sobre picaderos, tiene una anchura de 27,60 y 15,50 metros respectivamente. La altura del dique es de 10,13 metros en las puertas, 7,90 para la pleamar y 3,77 para la bajamar. Su orientación es aproximadamente este-oeste.

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La entrada al dique.

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Vemos en las paredes del dique incrustaciones de moluscos, los mismos que se adhieren al casco de los barcos y es preciso limpiarlos periódicamente para que no pierdan velocidad.

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El exterior del dique está adornado por los antiguos vapores que trasladaban a los trabajadores hace siglo y medio hasta los astilleros. Aquí vemos el vapor de Matagorda, construido en 1920. Este barco llevaba a los trabajadores gaditanos desde el Puerto de Cádiz al muelle de Matagorda. Los trabajadores de Puerto Real lo hacían en tren.

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Foto del vapor Matagorda navegando por las aguas de la Bahía. El Matagorda, junto al Margarita, fue durante muchos años el vapor encargado de llevar a los trabajadores de Cádiz. Durante la travesía solía celebrarse un curioso sorteo, recibiendo el afortunado ganador el importe íntegro del jornal.

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Fuente: memoriadecadiz.es


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Frente al dique hay una torre mirador de construcción reciente.

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Después del dique entramos en el Recinto de la Transatlántica en el que destacan tres edificios: la capilla neorrománica, el botiquín y la antigua escuela. Se construyeron para dar servicio a la primitiva colonia industrial compuesta de treinta viviendas construidas entre los años 1880 y 1888, hoy desaparecidas y habitadas como mínimo con treinta familias.

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La capilla neorrománica de Matagorda. De pretendido estilo neorrománico, en ella se mezclan eclécticamente elementos del paleocristianimso y la arquitectura bizantina. Ocupa una superficie de 119 m2 y está realizada con piedra blanca de Monóvar. Su planta es de cruz griega, cúpula encamonada y desmontable de estilo bizantino e imágenes del interior pintadas al fresco. Fue construida por el arquitecto Adolfo García Cabezas a finales del siglo XIX .

La base de la iglesia es distinta a la cúpula. Los materiales son diferentes porque entonces, en tiempos de guerra, el Ramo de Fortificaciones no permitía construir edificios que superasen los 4,50 metros de altura para no servir de referencia al enemigo y oara no interrumpir la conexión visual entre los fuertes de la zona. Por ello se hizo la cúpula desmontable.

Claudio López era muy religioso y construyó la capilla en memoria de su padre el primer Marqués de Comillas. En aquellos tiempos era obligatorio participar en las misas. También se celebraban bodas y bautizos para los trabajadores.

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La concha la trajeron de manila.

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El confesionario fue construido por los carpinteros del astillero. 

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Frente a la capilla Claudio López contruyó un grupo escultórico dedicado a la figura de su padre Antonio López López, Marqués de Comillas. 

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Cada una de las cuatro columnas está decorada con una letra: la H de la Habana porque cuando tenía 14 años decidió irse allí, la S de Santander por sus orígenes, la B porque en la Habana conoció a su mujer que era catalana, donde luego fue para fundar su empresa, y la C por la ciudad de Cádiz porque estratégicamente era la situación mas idónea para arreglar y construir barcos. En los capiteles también hay detalles con medios barcos para mostrar sus lazos con la mar. También los escudos de las diferentes ciudades.

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Claudio López Bru, segundo Marqués de comillas, hijo y heredero de Antonio López López, fundador de la compañía Trasatlántica.

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El antiguo botiquín y asilo benéfico.

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La antigua escuela para hijos de empleados.

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El comedor de ingenieros, construido entre febrero y mayo de 1889. Aun está en uso para recibir y comer con las delegaciones los directivos de la factoría. El edificio de atrás a la derecha, de tejado curvo, se construyó en 1945 para empleados y operarios.

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Edificio de la antigua dirección, construido entre 1877 y 1878 con la piedra sobrante del dique.

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Junto a la antigua dirección  hay un ficus de tamaño considerable.

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Antiguo taller de maquinaria, construido en 1981.

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Taller de forjas.

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En cada columna del taller de forjas había un horno de fundición. En sus paredes hay unos 30 paneles que recogen los nombres y fechas de los casi mil barcos que se construyeron en Cádiz, Puerto Real y San Fernando desde 1730. 

El primer barco que salió de los astilleros de la Bahía fue Hércules 2, de 1730, y se hizo en La Carraca, en San Fernando. Fue un navío de línea para la Armada Española. El último fue uno de los buques entregados a Venezuela.

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Uno de los paneles que recoge los nombres de algunos de los aproximadamente mil barcos construidos en la Bahía.

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Planos antiguos de los buques construidos.

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En la inmensa sala del taller de forjas podemos ver "una de las pocas campanas civiles que existen", según dice el director del museo. Es del año 1881 y se la golpeaba cada vez que cambiaban los turnos o llegaba el descanso. "Es la tatarabuela de la sirena del dique."

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Campana de la Capilla de Matagorda.

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Vista frontal del taller de forjas.

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Y a continuación llegamos a la península donde estuvo el Castillo de Matagorda o Fuerte de Matagorda. Fue mandado a construir por el Rey Felipe II tras la invasión inglesa a la ciudad de Cádiz en 1596, y junto al Fuerte de Puntales, en la orilla contraria, tenía la misión de vigilar y cubrir con sus fuegos la entrada y salida de buques de la parte mas abrigada de la Bahía de Cádiz.

Diseñado por el ingeniero Cristóbal de rojas, fue construido sobre una plataforma de estacas, y tenía una estructura rectangular con avanzadilla al mar. Ampliado en el siglo XVIII, estaba dotado de dependencias para tropa y oficiales, capilla y almacenes para la munición que necesitaban sus 18 piezas de artillería.

Pieza clave en la defensa de Cádiz durante los diferentes asedios que sufre la ciudad en los siglos XVII y XVIII, fue finalmente destruido por sus defensores británicos, aliados de los españoles, cuando el ejército de Napoleón ocupó la Península del Trocadero en la primavera de 1810.

Las actuales ruinas corresponden aun intento de reedificar el Fuerte a finales del siglo XIX llevado a cabo por el Ramo de Guerra. Un proyecto frustrado del que solo quedó el arranque de los muros exteriores en forma de polígono y la huella del espacio destinado a sus cañones.

El espacio fue reutilizado por la compañía de vapores de Antonio López como depósito del carbón.

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Frente al Castillo de Matagorda y al otro lado de la bahía vemos el Fuerte de Puntales con el que cruzaban fuego de artillería .

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Dintel de mármol procedente de las excavaciones del Fuerte de Matagorda. Siglo XVIII.

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Fuentes consultadas:

  • IAPH, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Patrimonio Inmueble de Andalucía: Dique de Matagorda.
  • Paneles informativos de las instalaciones.
  • Memoriadecadiz.es








2 comentarios :

  1. Muy bueno el reportaje Manuel. Seguro que mucha gente no tiene ni idea de la existencia de esta zona histórica de Astilleros. Por cierto, tuve la suerte de visitarlo hace unos años y no me dejaron hacer fotos.

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  2. Estupendo y valioso reportaje Manuel. Un saludo.

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