La Sierra Alta está situada al oeste de la localidad de Benaocaz y se extiende hasta Ubrique. Su máxima cota es de 892 m. Al SW limita con la Sierra de Ubrique y al NE con la Sierra del Endrinal quedando separada de esta última por la garganta del arroyo Pajaruco.
CARACTERÍSTICAS DE LA RUTA
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Fecha | Diciembre de 2011 |
Localización | Parque Natural Sierra de Grazalema. Benaocaz (Cádiz) |
Localidades cercanas | Benaocaz, Ubrique, Villaluenga del Rosario |
Distancia | 9 Km |
Trazado | Circular |
Finaliza | En el punto de inicio |
Dificultad | Media - Alta |
Desniveles | Altura mínima: 588 m. Altura máxima: 892 m. |
Track | Descargar aquí |
En su blog Columna de Humo el escritor gaditano José Manuel Benítez Ariza relata con gran intensidad narrativa y riqueza léxica la excursión que hizo a esta sierra:
"Dejamos el coche a comienzos del mismo carril que otras veces hemos tomado para llegar al mirador que llaman Ojo del Moro. Pero, en vez de seguir esa dirección, nos hemos adentrado en un prado que se extiende a la derecha del camino, y atravesado una cancela por la que se accede a la lengua de terreno que rodea el cerro.
Es un terreno áspero, sembrado de piedras que deben de haber caído rodando del propio monte; aunque los mismos elementos que las han empujado deben de ser los responsables de haber depositado entre las mismas esta esponjosa tierra negra, entreverada de estiércol, en la que parece un crimen que nadie haya sembrado nada: tal vez no han querido molestarse en quitar las piedras; o tal vez, simplemente, la franja está tan pegada al monte que sólo recibe unas escasas horas de luz al día, y ésta muy tamizada por las frondosas encinas que también crecen allí. Lo que no parece impedimento, en todo caso, para que abunde el tomillo, el hinojo, las esparragueras.
Avanzamos por este terreno complicado, ya con las botas embarradas. La tierra va disminuyendo y las piedras poco a poco van confluyendo en una especie de calzada ascendente. Estamos, todo hay que decirlo, en lo que desde la carretera no es más que uno de los muchos cerros que la obligan a adoptar su característico trazado sinuoso. Pero el paisaje no es el mismo visto desde la ventanilla del coche, donde no es más que una sucesión de estampas sin relieve, que con los pies en tierra. Vamos subiendo sin esfuerzo, aunque M.A., que le tiene algún respeto a las alturas, teme en algún momento que la pueda paralizar el vértigo si el camino se vuelve más expuesto. J.A.M., nuestro guía, asegura que no hay peligro. Sin embargo, señala una encina que brota de las peñas a unos diez o doce metros por encima de nuestras cabezas, y dice que hay que subir hasta ahí. Desde donde estamos no se ve el más mínimo resquicio que parezca insinuar un camino practicable. Sin embargo, lo hay: el sendero traza una especie de doble ese que, en pocos minutos, nos sitúa en lo que parecía un punto inalcanzable. Es lo que más sorprende del campo abierto: su condición de trampantojo, su capacidad de multiplicarse, de hacer surgir de la nada tantos mundos ocultos como cambios de perspectiva va deparando al paseante la cambiante orografía. Lo que es, también, su mayor peligro: esos mundos multiplicados empiezan pronto a parecerse los unos a los otros, y es fácil confundirlos y perderse en ellos. Ya nos pasó una vez.
Como para no desmentir esas aprensiones, apenas sobrepasada la encina descubrimos un paisaje que tópicamente podríamos describir como "lunar", si en la luna existiera la poderosa mecánica que moldea la piedra caliza para formar estos abrigos rocosos, estas sorprendentes chimeneas hechas de bloques cuarteados, esta sucesión de crestas que parecen evocar ruinas de castillos o trazados de ciudades perdidas. Discurrimos, por ejemplo, por un recinto que llamamos "la casa", porque al conjunto se accede por una verdadera puerta hecha de piedras en precarísimo equilibrio. Las estancias de "la casa" se suceden unas a otras, a cual más espaciosa y soleada. A poco que uno se molestara en techarla, podría vivirse en ella, y hasta utilizar los huecos de las piedras, limpios y secos, como alacenas o estanterías.
Un poco más adelante, descubrimos una abertura alargada en el suelo. Nos asomamos: no se le ve el fondo. Si alguien cayese en ella, jamás encontrarían su cuerpo. Por eso mismo, nos da por pensar que, en tiempos más conflictivos, más de uno acabaría sus días en ese agujero insondable... Caminamos ahora por una llanura irregular, salpicada de matas de tojo. Los conejos, nos dice J.A.M., gustaban de excavar sus madrigueras al abrigo de estas plantas espinosas. Ya no los hay, por cierto: los exterminó la mixomatosis hace apenas unos lustros. Lo que sí hay son vacas: no echan cuenta de nosotros, y sólo levantan la cabeza amenazadoramente cuando, en nuestro discurrir, interrumpimos la siesta de un ternero, que salta inesperadamente de la pequeña depresión en la que se solazaba y corre a refugiarse tras su madre.
Volvemos, porque no parece que pudiéramos abarcar más en lo que habíamos pensado como un simple paseo de dos horas. Ha sido nuestra primera impresión del paraje que llaman Sierra Alta -o Baja, nos dice J.A.M., porque todo depende de desde dónde se mire-. Y es que, si algún efecto tienen estos paseos sobre el ánimo de uno, es el moderado relativismo que infunden en su modo de mirar las cosas. Un relativismo que, paradójicamente, tiende también a confirmar algunas de las pocas convicciones absolutas que uno tiene."
Sierra Alta vista desde Benaocaz.
El comienzo de nuestra ruta coincide también con el del sendero del Ojo del Moro.
Continuamos por el sendero del Ojo del Moro hasta llegar a los restos de una calera. No será la única que veamos.
Pasada la calera buscamos la mejor zona para vadear el arroyo Pajaruco y pasar a la otra orilla. En diciembre aun no tenía agua y ahora ésta transcurre por corrientes subterráneas. El arroyo en esta zona marca la separación entre Sierra Alta y la Sierra del Endrinal.
Y ahora continuamos paralelos al arroyo bajo las estribaciones NE de Sierra Alta. Al otro lado queda la Sierra del Endrinal.
Si miramos atrás veremos una oquedad en la roca. Es lo que se conoce como "el ojo del moro".
Un poco de zoom para verla mejor. Se trata de un puente de roca con una oquedad de forma triangular que parece un ojo dominando la lejanía.
Continuamos entre algarrobos y acebuches.
Curiosa forma la de este acebuche.
Muy cerca y aprovechando una abertura en los farallones de la sierra comenzamos una dura subida para acceder a la meseta.
Llegamos arriba y comenzamos a tener unas bonitas vistas del valle del Tavizna, la Sierra de la Silla. el cerro Ponce y Albarracín.
Al norte también comenzamos a divisar la Sierra del Pinar.
Continuamos ahora ya en suave ascenso por una pradera salpicada de lapiaces.
Y nos dirigimos hacia la máxima cota de Sierra Alta que ya la vemos allí arriba.
Hay que buscar el mejor camino entre el lapiaz dejando esta pequeña elevación a nuestra izquierda.
Y llegó el momento de dejar los bastones y ayudarnos con las manos en algunos tramos para poder continuar.
Vemos abajo el lapiaz que hemos cruzado y al fondo Ubrique.
Ubrique con el zoom a tope y eliminando la bruma.
Seguimos con lo nuestro.
Vamos ganando altura.
Y llegamos a la antecima donde hay este bonito mirador.
Abajo vemos Benaocaz y encima la Sierra del Caillo con su máxima cota, el Navazo Alto.
Sobran las palabras.
Continuamos con los pies y manos.
Y llegamos a la pequeña crestería de Sierra Alta.
Colocamos nuestro hito de piedras porque no había ninguno.
Detrás la Sierra del Endrinal con el Puerto de Don Fernando, Jauletas, Coargazal y al fondo la Sierra del Pinar.
La foto de rigor con nuestro hito.
Comenzamos a girar 360º. Al este Benaocaz y la Sierra del Caillo.
Mas zoom
El Navazo Alto
Al sur Ubrique
Al oeste la Sierra de la Silla. De izquierda a derecha el Cerro del Torero, Adrión, Silla, Cerrajón de la Silla y el Higuerón.. Detrás queda oculto el embalse de los Hurones.
Al NW el Valle del Tavizna, el Castillo de Aznalmara y al fondo el Cerro Ponce, Albarracín y Albarracinejo. Mas lejana y a la derecha la Sierra del Labradillo.
Con el zoom acercamos el monte Higuerón a la izquierda y detrás el cerro Cabezo Hortales donde se encuentran las ruinas de Iptuci.
El castillo de Aznalmara.
En primer plano la crestería donde estamos. Al fondo a la izquierda la Sierra del Pinar, en el centro el Puerto de Don Fernando y hacia la derecha Jauletas y Coargazal. En el extremo de la derecha vemos el Simancón y el Reloj.
Mas zoom para ver la Sierra del Pinar.
Yedrales, Simancón y Reloj.
Descendemos hacia la pradera que vemos al fondo.
No se que haría este por aquí. No había cazadores por la zona y cuando nos vio desapareció en un segundo. Posiblemente sea un "cimarrón" ó "asilvestrado".
Ahora caminamos en dirección SW.
La erosión da caprichosas formas a la roca caliza.
Otro efecto de la erosión.
¿Que veis aquí?
Tarabilla comun (Saxicola torcuatus)
Pasamos junto a un sumidero.
Giramos 90º en sentido SE para acercarnos a un curioso lugar.
Volvemos a tener Benaocaz frente a nosotros. Debajo quedan los cortados verticales y la carretera.
Y entramos en este pequeño torcalito.
Nos acercamos a ver una calera. Esta construcción a modo de horno sometía a elevadas temperaturas las rocas calizas para obtener la cal. Con ella se blanqueaban las fachadas de las casas, acción conocida como "encalijo". También se usaba para desinfectar establos, aguas, animales enfermos e incluso personas. Hasta el siglo pasado fue como el cemento en la actualidad, se mezclaba con arena o arcilla y se utilizaba para unir piedras o ladrillos.
Con las mismas piedras calizas se erguía una estructura a modo de iglú que se elevaba unos dos metros sobre la superficie. Excavado en el suelo y recubierto de un muro de piedras está el pozo. En el hueco que quedaba en el centro se colocaba leña y aulagas. la calera se cubría con jara y matagallos; después con barro. Se encendía a través de un agujero o puerta que se dejaba en el muro de piedra, y se mantenía activo durante tres días y tres noches.
Fuente: Consejería de Medioambiente de la Junta de Andalucía
Cercano a la calera se encuentra este curioso sumidero.
Sería interesante comprobar en otra ocasión si hace la función de pozo. La roca tiene aspecto de haber sido modelada en algunas zonas por la mano del hombre, sobre todo en uno de sus extremos que ya ha sido cubierto por la hiedra.
Emprendemos el regreso.
Cojugada montesina (Galerida Theklae)
Nos detenemos a ver otra calera parecida a la anterior.
Descendemos hacia la zona de escalada de la "Veredilla".
Dejamos los farallones de la zona de escalada a nuestra izquierda, aunque también se puede continuar por aquí y acortar el camino.
Nosotros continuamos y damos un rodeo para conectar con una calzada empedrada y vía pecuaria que recibe el nombre de "Colada de la Breña al Toril, Chite y Aguanueva". Podría ser una posible conexión con la calzada romana (o medieval) que iba de Ocuri (Ubrique) a Lacibula (Grazalema).
La colada está cortada por la carretera A-374, así que continuamos por un sendero paralelo hasta que nos vemos obligados a bajar.
Solo tenemos que andar unos 200 metros por el arcén en dirección a Benaocaz y continuamos por la vía pecuaria al otro lado de la carretera.
Mas adelante la vía pecuaria "Colada de la Breña...." hace un giro hacia la derecha en dirección al Cintillo para unirse a la "Cañada Real de los Pedernales a la Manga de Villaluenga del Rosario".
No tomamos el desvío sino que continuamos hacia delante y llegamos a la "Piedra Parda". Esta roca vertical y parda forma parte de otro sendero circular que lleva su mismo nombre.
Andamos paralelos a una acequia durante unos 350 metros y cruzamos de nuevo la carretera para tomar el sendero del Ojo del Moro.
Y a través de este pequeño y bonito fresnedal llegaremos al punto de inicio.
Mapa de la ruta:
Perfil de alturas y distancia:
Qué buenos paisajes se ven desde arriba de Sierra Alta y muy chulos el torcalito y las caleras. Tienes razón, un pequeño cerro puede esconder más sorpresas que una de las principales cumbres de la zona. Somos como borreguitos, hacemos las rutas más populares como todo el mundo, pero a veces lo mejor es "perderse" en sitios cercanos y poco transitados... Gracias por mostrarnos estos lugares Manuel.
ResponderEliminarComo siempre excelente reportaje, en esta ocasión con mi pueblo adoptivo como protagonista,bonito Benaocaz ¿eh?
ResponderEliminarMuchas gracias Manuel
Miguel Angel
Gracias Selu. Tu también realizas una gran labor en este sentido.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Miguel Angel. Benaocaz es mi pueblo predilecto cada vez que me escapo unos días a la sierra.
ResponderEliminarSaludos.
En alguna de las fotos, buenas fotos, se ve la dolina o polje (según con quien hables) del acebuchal en el hay un sumidero, no se si lo conoces, la calzada que aparece en las fotos pasa junto a el. Era el camino de Benaocaz a el Bosque y cuando hicieron la carretera actual a principios del siglo XX
ResponderEliminarse pidió desde Ubrique que pasara más cerca del pueblo.La comunicación entre Ubrique y Benaocaz era la calzada romana.
Por cierto me atrevo a pregutarte con la confianza que me da el tiempo que hace que sigo tu blog que me aconsejes una cámara( que no sea muy cara). Prometo no hacer mucha competencia jeje,un saludo.
Gracias por la información Leandro, no conocía el sumidero que dices. En cuanto a la cámara... ufff, me lo pones difícil si no me das algunas pista como zoom, compacta o reflex, límite del presupuesto. Dentro de las compactas me gustan mucho la gama Cyber-Shot de Sony (aun conservo la mia), pero hablamos de 300 a 500 euros según el zoom y demás prestaciones. Si te decides por una con un zoom potente asegúrate que tiene estabilizador óptico y no digital. Mi consejo es que te compres una réflex si puedes. Una buena cámara réflex de gama media es la Nikon 5100. Con objetivo 18-55 sale por 800 € y si le añades el 55-200 se queda en 950 €. Puedes enviarme un e-mail con tus preferencias sobre la cámara que quieres y vemos lo que hay en el mercado.
ResponderEliminarSaludos
Hola M@nuel, impresionante la Panorámica de cabecera, supongo que la abras hecho con objetivo inferior a 18 mm.Saludos.
ResponderEliminarSaludos Kiko. Me alegro que te guste la panorámica de la cabecera.
ResponderEliminarEn este caso parece que menos es más. Una maravilla concentrada, y la panorámica rotatoria, ...uf!!, me imnotiza. De nuevo, muchas felicidades a ambos dos, fenómenos.
ResponderEliminarHola Jesús. Gracias por dejar tu opinión :)
ResponderEliminarEstoy viendo esta entrada después de haber subido ayer a sierra alta y es como tu dices un sitio no muy conocido (ahora un poco más ) que merece la pena un par de visitas, por cierto con la cámara que me compré, una compacta con buen zoom, fotografié el hito que pusieron ustedes, me preguntaba donde encontrasteis las piedras jeje. un saludo.
ResponderEliminarAna se encargó de encontrar las piedras aunque le costó un poco, jeje. La zona bien merece una segunda visita porque seguro que vemos algo nuevo. De un lugar cercano quiero pedirte información. Ya hablamos.
EliminarSaludos.